miércoles, 26 de marzo de 2014

#

Beso por sorpresa

Hola Blogger@s! En primer lugar, me quisiera disculpar por tardar tanto en subir entradas. Entre exámenes, no me daba tiempo a pensar en más. En segundo lugar, me alegra volver a escribir, porque desde entonces me han sucedido cosas que jamás pensé que ocurrirían…

                                             Beso por sorpresa 

Las chicas de teatro estábamos comiendo en el patio, unas enseñando el traje de militar, otras haciendo el tonto…. Pero lo pasamos muy bien. Después de un rato, vino la profe y nos dijo que nos metiésemos en el gimnasio y que íbamos a ensayar. Mientras las chicas se iban probándose el vestuario, llegó Roni. Se me olvidaba comentaros, Roni es mi amiga. Es maja y muy simpática. Total, que llegó ella tan campante, después de llegar un cuarto de hora tarde, con sus gafas de sol y su cara radiante de felicidad. Tras una breve regañina de la profe, empezamos a ensayar.

            Cuando no nos tocó a Roni y a mí, nos fuimos al baño de las chicas y nos tumbamos las dos en el banco que había. Estaba muy a gusto, cuando de repente, ella me preguntó:
-          ¿Te gusta alguien?- no era la primera vez que me lo preguntaba.
El día anterior nos preguntó a Ana y a mí que si alguna vez nos habíamos enamorado de ninguna chica. Yo no dije nada, pero miré con disimulo a Silvia. Roni ya ha salido con otras chicas. En un principio, pensaba que sospechaba de mí, o que a ella le gustaba alguna, pero después lo tomé como una pregunta. Ya no podía aguantar más. Ella había sido sincera conmigo y con Ana acerca de que ella era lesbiana. ¿Por qué no podía serlo yo?
-          Puede- dejé soltar esa palabra.
Ella me miró con más atención.
-          ¿Ah, sí?- se puso muy contenta- ¿En serio? ¡Qué bien! ¿Y quién es?
-          No sé…. No sé si debería decírtelo
-          Venga, anda, dímelo… que no te voy a juzgar…- silencio- ¿Es del instituto?
-          Sí.
-          ¿Es de nuestra clase?
Silencio.
-          No.
-          Te lo has quedado pensando.
-          De verdad, que no es de nuestra clase
-          ¿De otra clase?
-          Sí. Es una chica.
La cara de mi amiga Ronie fue mayor y no sólo eso, sino que se levantó y se puso a aplaudir y a dar vueltas.
-          Ole, ole, Sary, una chica…. ¡Wow! ¡Qué te gusta una chica! Oye, ¿y quién es?
-          Empieza por S.
-          Por s… Uhmm… No será Selena, ¿verdad?
-          ¡No!
-          ¡Menos mal!
Tras un rato, pensando y tanteando dos chicas de teatro, (que, por cierto, Silvia no da teatro), acertó su nombre.
-          Silvia… ¿eh?- se pone a pensar- No está mal.
Después de que me dijera que lo mejor era que se lo dijese, y de que yo la respondiese de que no podría decírselo, porque me daba miedo saber lo que iba a pasar, lloré. Ella me acurrucó, me acarició el pelo y dijo:
-          No llores, que como llores tú, me pongo a llorar yo- eso me hizo reír, me hizo verla con ojos de comprensión, de hallazgo, de que se preocupaba de mí.
Después de un rato me dijo, cuando ya estaba más tranquila me dijo que ya sospechaba algo
Eso hizo reincorporarme y decirla: “¿En serio? ¿Tanto se me nota?”. Ella dijo que no, pero como a ella también le había pasado, pues lo podía ver en mí. Estuvimos hablando durante un largo rato. De vez en cuando, algunas chicas de teatro llegaban a retocarse un poco o a lavarse la cara, en ese caso nos apartábamos un poco. Ella me preguntó que si se lo había dicho a Ana, y le volvía responder que no. Después, estuvimos hablando un poco de su experiencia con las chicas, y no sé muy bien cómo… Llegamos a preguntarnos que nos parecíamos.
-          Pues no sé, eres una chica maja, simpática, una buena persona – me decía ella.
-          Tú también eres una chica muy maja, sobre todo me encantan tus novelas. Están muy bien. Eres una chica tierna y comprensiva- le decía yo.
Las dos nos miramos fijamente:
-          ¿Y qué te parecería salir con otra persona?
-          ¿Con otra persona?
-          Sí.
Me quedé pensando. En ese instante, vino una compañera de teatro y nos cortó el rollo.

A la salida, retomamos la conversación. Me acompañó a la parada. En un momento determinado, todo quedó en silencio. Fue como si nuestras mentes conectaran ella y yo dijimos:
            - Podría ser yo
            - Ponte de rodillas- me quedé algo en shock, y me reí un poco de la situación. ‘¿Ella? No parece mala persona y, si os digo la verdad, me empezaba a gustar. La miraba en Matemáticas. Además, Silvia no parece estar a mi alcance.
            - No digo que no sea mala idea, pero… No sé. Tengo que pensarlo. Ya sabes que soy muy indecisa.
            - Yo te dejo hacer lo que quieras, es tu decisión. Yo no te voy a obligar a nada.

Estuvimos cogidas de la mano. A la hora de despedirnos, nos dimos un fuerte abrazo (más amoroso que amistoso. Sobran las palabras para decirlo), el autobús acababa de llegar,  besó mis dos mejillas sonrosadas y… una parte de mi labio. Me gustó. No lo voy a negar. Ella sonrió, mientras se despidió de mí y dijo que se tenía a casa. Yo me quedé embelesada y sonriente mientras montaba en el autobús. Estuve todo el tiempo pensando en lo mismo. Por fin alguien me había dado una alegría. Estuve pensando en ella por la noche. Definitivamente, fue un día de confesiones y emociones a flor de piel. Pero lo que no imaginaba era lo que me pasaría al día siguiente…






5 comentarios:

  1. ¡Preciosa historia de amor! Es muy tierna...¡quiero saber que pasó al día siguiente!

    un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Que bonito... :) Me alegro mucho por ti, ojalá todo te siga así de bien.
    Un beso

    ResponderEliminar
  3. Me encanta la entrada cielo:) ¡Como te digo siempre tu blog es una preciosidad!
    Ya hablaremos.
    Mil besoso
    Te quiero :)
    Alexa

    ResponderEliminar

Hola, muchas gracias por tu visita ;)
Deja tu comentario, tus opiniones y críticas son importantes para mí
Puedes dejar el link de tu blog si lo deseas, yo me pasaré encantada
Los comentarios que contengan spam o comentarios ofensivos serán eliminados.