Tú y yo (1ª PARTE)
Los siguientes días fueron algo revolucionarios a la par que
mágicos e inusuales. En primer lugar, fui al médico y me dijo que me tenía que
hacer una prueba. Me ha quitado la lactosa, porque sospechan que puede ser una
intolerancia. Cuando estaba esperando, me dio por escribir a Roni. Siempre que
estoy así, me da por escribirla. Es mi inspiración. Llegué en el recreo. A la
primera que vi fui a ella. Lo primero que hicimos fue darnos un gran abrazo.
Iba junto a Ana. Me preguntaron que qué tal estaba; les dije que bien. Les
pregunté por el examen de matemáticas. Las dos no me dieron muy buenas
vibraciones. Entramos en la biblioteca. Hice los deberes de educación física,
que no sé por qué se me habían olvidado hacerlos. Natalia (una compañera de instituto que a veces nos acompañaba en los recreos) me preguntó que tal estaba y se puso a hojear nuestros
estuches. La dije que parase. Roni la paró. Seguimos haciendo lo nuestro cuando
de repente…
-
Oye, Sary, ¿a ti te gustan los chicos?- me quise
morir. Me quedé bloqueada. Pensé: ‘Estoy pillada’. Iba a decirla que sí, cuando
Roni se me adelantó:
-
Pues claro, si quieres le gustan los perros…
-
Bueno, es que como nunca la oigo hablar de
chicos…
-
Eso no tiene nada que ver. De verdad, que cosas
tienes Natalia- la dije yo.
En la hora de tutoría, nos dieron una charla sobre el
Bachillerato. Silvia no habló con ninguna de nosotras. Ana y Roni me explicaron
que tampoco las habían hablado. Eso me mosqueó, pero no dijo nada. La profesora
que nos estaba dando la charla nos trataba como si no entendiésemos las cosas y
a algunos los confundía. Desgraciadamente, puede que para el próximo año, me
toque como profe de mates.
Por la tarde en teatro, todas trajimos nuestra
correspondiente ropa. Me puse la chaqueta de ejecutiva para el inicio. Me miré
en el espejo del baño. Roni y yo estábamos solas. Estaba realmente guapa. Y
ella también.
-
Me veo bien- me acerqué un poco a ella. Me cogió
de la mano y tiró de mí suavemente para darnos un abrazo. Muy dulce, como
todos. Después, ella, gentilmente, me acompañó a clase. Durante nuestro
trayecto, me armé de valor y la cogí de la mano, cosa que ella me correspondió.
Seguimos hablando hasta que llegamos y acordamos que luego nos volveríamos a
hablar.
-
Bueno, hasta luego- la di un abrazo más corto,
la di dos besos en la mejilla, nos miramos y… me puse roja. Ella se rió.
-
Nos vemos- ella se dio la vuelta. La vi
marcharse. Me dieron ganas de decirla algo más. Durante mi clase, estuve
pensando en ella y atendiendo al mismo tiempo.
Intenté pasar las horas escuchando al profesor, porque así
las horas se pasarían volando y volvería a estar con ella. Y así fue. Salí
contentísima, miré el reloj. La vi.
-
Pensaba que llegaría tarde. Ya casi no me
acuerdo de dónde era- la sonreí.
-
No pasa nada. Suele pasar. De hecho, has llegado
pronto.
-
Si…. ¿Qué te parece si damos un pequeño paseo?
-
Okey- nos volvimos a dar de la mano. Me fije que
llevaba una pequeña mochila. En medio del camino, sacó lo que llevaba de ella y
de repente me acordé que me había contado por la mañana que me iba a regalar
algo, pero que no me lo había podido dar porque era bastante vistoso. Y tanto
que lo era: ¡era un corazón en el que ponía: I LOVE YOU!
Era precioso. La verdad no me lo
esperaba. Justo cuando íbamos a llegar a
la parada donde ella me había besado, vimos a Víctor (es un amigo de Roni).
Quitamos la mano rápidamente y le saludamos. Pero no le bastó solo con
saludarnos, sino que aparte de hablar un buen rato con nosotras, dijo después:
-
Bueno, pues voy con vosotras a dar un paseo, que
me vendrá bien
-
Pero, ¿no tienes que irte a alguna parte?- le
espeté yo.
-
No,
necesito despejarme un poco- pasamos el paso de cebra, miré a Roni.
Ella me miró de igual forma.
-
Espera aquí un momento, Sary- alejó a Víctor y
obviamente, como había pensado, le contó lo nuestro. Me importó poco, porque ya
sé que Víctor va a guardar el secreto. Pero lo que dijo después me quedó un
poco…. No sé explicar el sentimiento.
-
Dale duro…- ella le echó hacia delante, pero todos nos reímos. Seguimos andando y de
repente…. Sonó mi móvil
-
A ver quién es ahora…- ¡Mi padre! ¡Uf! No nos
dejan estar solas. Tuvimos que correr un poco porque estaba esperando. Yo le
dije a Roni que se tranquilizase, que mi padre era bueno, pero a la hora de
presentarla, dijo hola y alguna que otra sonrisilla. La pregunté si al final
iba a ir al cine con mi hermana y conmigo. Acordamos hablarlo otro día. No habló
demasiado. Me despedí de ella. Estaba tan feliz.
Al día siguiente, fue un día bastante duro. Sobre todo
porque Silvia no estaba por la labor de hablar. Ni siquiera en la parada. A
ninguna de nosotras. Eso me irritó bastante. No era para que empezase a hacer
tonterías. Seguía enfadada por yo que sé. Estaba harta ya de ella. Cuando no
conseguía lo que quería, ya se ponía como las niñas chicas. Si ella
estaba enfadada yo no pensaba solucionarlo. Quizá cuando estuviese más
tranquila. Pero la cosa se agravó más durante el recreo. Silvia no quería hablar
conmigo y es que el problema es que lo había pagado con todas y eso sí que no
lo soportaba. ¿Qué culpa tenía Ana o Roni? ¡Ninguna! Esa era una de las razones
por la que estaba enfadada con ella. Pues bien, en el recreo estaba hablando
con Marta (que es otra de nuestro grupo y que, por cierto, habían estado
cotilleado mucho sobre mí), y me enfrenté a ella. Ana y Roni me seguían. Llegó un momento
en el que ya no aguantaba más y solté todo lo que tenía atrapado en mi mente.
Me temblaban la voz y las rodillas. Marta quería meterse de por medio, pero
Roni se lo impidió. Al final, Silvia y yo nos dimos la vuelta; ella, con Marta;
yo, con Ana y Roni. Estaba hasta las narices. Ellas me relajaron. Roni fue
quien me sujetó un poco. Tampoco es que fuera a pegar a Silvia. No me gusta
pegar a la gente. Fuimos a comprar gominolas y durante el trayecto y las bromas
de Ana y Roni, se me pasó el enfado. Al final pudimos hablar bien con Silvia y
quedamos en buenos términos. Fuimos de excursión y salimos todo el 4º ESO.
Mientras la señora iba hablando sobre arte, no me aguanté las ganas y leí la
carta que Roni me había entregado. Todo lo que leí era tan precioso, tan
embelesador, tan romántico. La vi en una esquina, viendo uno de los cuadros. La
miré. Me entraron unas enormes ganas de besarla, pero no podía, porque todos estaban
mirando y se habrían dado cuenta. Después. Roni estuvo un poco a su bola y me
preocupé un poco por ella, pero ella me aseguró que estaba bien. Al final con
Silvia no hemos acabado de congeniar. Nos hemos pedido perdón, pero aún nos
falta algo para volver a ser lo que éramos. Por la tarde, Roni estuvo ensayando
y ya caída la noche, estuve hablando con ella por Tuenti. Se me había ocurrido
que como al día próximo no tendríamos a primera hora, ir a desayunar juntas.
Fue gracioso porque a ella se le había ocurrido lo mismo. Es como si nuestras
mentes conectaran. O simple coincidencia del amor. Me preguntó por la carta que
ella me había escrito y la dije que me había encantado. Después me comentó que
se lo había contado a su madre y que cuando quisiera Roni me presentaba a ella.
Después la seguí diciendo que era una chica estupenda, ella me rebatió que era
discutible, pero la volví a replicar diciéndola que para mí sí lo era. Entonces,
Roni me dijo lo que deseaba escuchar y que hizo que mi corazón latiera a mil
por hora:
“¿Te he dicho alguna vez que te quiero?”
Nos escribimos cuanto nos queríamos y la pregunté por el
teatro. Ella me dijo que la compañera ya lo había hecho mejor y la aseguré que
ella habría estado increíble. Entonces, y de la nada, apareció otra de sus
frases enternecedoras:
“Me estoy muriendo por darte un beso, te lo
juro”
Es un encanto y un amor. La respondí que yo había pensado besarla
cuando había leído su carta y la expresé que me encantaba mirarla y que me hacía
muy feliz. Estoy esperando a que llegue mañana.
¡Por fin! Ya es miércoles. Me preparé para ir con Roni. Al
final, fui en el bus del instituto. Me saludó en cuanto llegué. Cuando ya no había nadie más,
caminamos hacia una cafetería. Nos quedamos un rato viendo la tele hasta que
ella se fue un momento al baño, momento donde aproveché para sacar mis pequeños
regalos para ella. Saqué un osito de peluche y un colgante. En cuanto llegó, su
mirada fue un poco de extrañeza. Me miró. De todas maneras, me había visto un
poco.
-
Esto estaba cuando yo llegué- la dije. Ella me
sonrió.
-
Ya, claro- abrió el pequeño estuche que
encerraba el colgante dorado. Le encantó. Se lo puso.
-
No me conjunta mucho, pero me da igual- me sonrió.
La di el osito. Ella lo cogió con cariño y lo abrazó- ya sé con quién voy a
dormir esta noche….
Reí por lo bajinis. Salimos. Caminamos bastante. Estuvimos
hablando un poco sobre nuestra infancia. Nos tumbamos en la hierba. Me quedé
mirándola, mientras ella ponía la música. No sé por qué ni cuándo salió la
conversación, pero le confesé que una vez me había enamorado de mi profesor de
baile durante tres años, ella me dijo que se había enamorado de su profesora de
educación física. Cuando le conté el final de mi profesor de baile, se
sorprendió. Pero bueno, lo importante es que ahora él es muy feliz. Tenía unas
ganas irremediables de besar los labios de Roni. Pero algo en mí me decía que
no. Pero otra parte me decía: Adelante, tú puedes. Pero al final, nada. Bueno,
tampoco lo lamento, porque tuvimos un día genial. Lo malo es que cuanto nos dimos
cuenta de la hora que era, tuvimos que aligerar el paso, porque llegábamos tarde
a teatro. Sé que hablo mucho de teatro, pero era muy importante hacer bien esta
obra. Total, que íbamos a bajar por una bajada un poco costosa para mí. A mí al
principio me daba un poco de miedo, Roni intentó ayudarme, diciéndome que me
tranquilizase y que ella me cogía, pero no tuve otra que… Caerme. No me dolió
mucho, la verdad. Después de eso, me volví a levantar y Roni y yo nos fuimos,
no sin antes habernos reído un poco de mi caída. Después de ese día, estuvimos ensayando hasta decir basta.
Volvimos a hablar en Tuenti sobre lo que hoy había pasado. Al día siguiente,
volvimos a quedar, pero esta vez solo a dar una vuelta y a charlar y el
viernes, fue el día cúspide. No digo que los demás días no lo fuesen, porque
haga lo que haga con Roni voy a ser muy feliz. Pero ese día hicimos algo que
llevábamos esperando algunos días atrás…
Oh!!! ¡¡¡Que intriga!! Espero con ansia la segunda parte.
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada!!!
Es de lo mas maravillosa!!
Como tu divina :)
Nos leemos preciosa
Alexa